La acelga es una hoja verde que combina nutrición, versatilidad y belleza en una sola planta. Con sus tallos de vivos colores —que van del rojo y el amarillo al rosa y el naranja— junto con amplias hojas verdes, resulta tanto un deleite visual como un valioso aporte en la cocina. Rica en vitaminas A, C y K, además de minerales como magnesio, calcio e hierro, la acelga merece un lugar en cualquier huerto casero. ¿Lo mejor? No necesitas un gran jardín para cultivarla. Las cajas de madera hacen que el cultivo de esta verdura nutritiva sea sencillo y práctico, incluso en espacios pequeños como balcones, terrazas o azoteas urbanas.
¿Por qué elegir la jardinería en cajas de madera?
Las cajas de madera son una excelente opción para cultivar acelga. Este material natural ayuda a regular la temperatura del sustrato, manteniendo las raíces frescas durante los días calurosos y aislándolas en épocas frías. A diferencia de los contenedores de plástico, que pueden sobrecalentarse, las cajas de madera crean un ambiente más estable para un crecimiento saludable.
También son espaciosas, lo que brinda suficiente lugar para que los cultivos de raíces poco profundas, como la acelga, se expandan. Además, una caja de madera con acabado rústico añade encanto a tu huerto, combinando funcionalidad y estilo. Ya sea que uses cajones reutilizados o maceteros construidos a medida, las cajas de madera hacen que la jardinería en contenedor sea atractiva y eficaz.
Otra ventaja es su movilidad: puedes moverlas para captar más sol o colocarlas en semisombra cuando el calor sea intenso, lo que ayuda a prolongar la productividad de la acelga.
Preparación de la caja de madera
El primer paso para un cultivo exitoso es preparar el recipiente adecuado. Elige una caja de al menos 20–25 cm de profundidad y lo suficientemente ancha para contener varias plantas. Una caja alargada permite sembrar filas escalonadas de acelga, lo que te dará tanto variedad como abundancia en la cosecha.
Utiliza maderas sin tratar, como cedro, pino o secuoya, que son duraderas y seguras para cultivos comestibles. Haz varios orificios de drenaje en la base para evitar acumulación de agua y considera forrar el interior con tela de jardinería para prolongar la vida de la madera sin afectar el drenaje.
Creando la mezcla de sustrato perfecta
La acelga prospera en suelos fértiles y bien drenados. Como las cajas de madera tienen espacio limitado, es esencial usar un sustrato rico en nutrientes. Una mezcla equilibrada puede incluir:
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40% tierra de jardín o franco de buena calidad
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30% compost o humus de lombriz para fertilidad
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20% fibra de coco o turba para retener humedad
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10% perlita o arena gruesa para aireación
Antes de plantar, mezcla un fertilizante orgánico de liberación lenta. Al ser un cultivo de hoja, la acelga se beneficia especialmente del nitrógeno, que estimula un crecimiento vigoroso y hojas más verdes.
Plantación de la acelga
Puedes cultivarla desde semillas o plántulas. Si siembras semillas, hazlo a 1–1,5 cm de profundidad y con una separación de 5–7 cm. Una vez que germinen, aclara las plántulas dejando 20–25 cm de espacio entre cada una, lo que asegura buena ventilación y suficiente lugar para que las hojas crezcan.
Si utilizas plántulas, colócalas directamente respetando el mismo espaciado. La acelga se desarrolla mejor en estaciones frescas, como primavera y otoño, aunque en climas templados puede cultivarse casi todo el año con los cuidados adecuados.
Riego y necesidades de luz
El riego constante es clave para obtener hojas abundantes. El sustrato debe mantenerse uniformemente húmedo, pero nunca encharcado. Las cajas de madera retienen mejor la humedad que el plástico, pero al estar elevadas pueden secarse más rápido que un huerto en tierra. Revisa a diario, sobre todo en meses cálidos, y riega en profundidad cuando sea necesario.
La acelga requiere de 6 a 8 horas de sol directo al día. El sol de la mañana es ideal, mientras que algo de sombra por la tarde ayuda a evitar estrés en épocas calurosas. Si vives en una zona con sol muy intenso, considera mover la caja a un lugar con sombra parcial.
Fertilización y cuidados continuos
Abona tu acelga cada 2–3 semanas con fertilizantes líquidos, como té de compost o emulsión de pescado diluida. Estos aportes orgánicos mantienen las plantas vigorosas y los tallos con colores vivos. Retira regularmente las hojas amarillas o dañadas para estimular el rebrote.
La acelga es resistente y, con buenos cuidados, puede seguir produciendo hojas durante varios meses.
Cosecha de la acelga
Uno de los mayores beneficios de cultivar acelga es su largo periodo de cosecha. Puedes comenzar a recolectar cuando las hojas midan entre 15 y 20 cm de alto. Usa el método de “corta y vuelve a crecer”:
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Corta primero las hojas externas.
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Deja que las hojas internas sigan desarrollándose.
Este método asegura una cosecha continua durante toda la temporada. Las hojas jóvenes son tiernas y excelentes para ensaladas, mientras que las más grandes son perfectas para salteados, sopas y guisos.
Manejo de plagas
Aunque es de bajo mantenimiento, a veces pueden aparecer pulgones o minadores de hoja. Inspecciona las plantas con frecuencia, sobre todo en el envés de las hojas. Soluciones naturales como el aceite de neem o agua con jabón suave ayudan a controlar las plagas. Además, cultivar en cajas de madera facilita aislar las plantas afectadas si fuera necesario.
Reflexión final
La acelga es un cultivo hermoso, nutritivo y resistente, ideal tanto para principiantes como para jardineros experimentados. Las cajas de madera simplifican su cultivo en espacios reducidos, proporcionando el ambiente ideal para un desarrollo saludable y añadiendo un toque rústico a tu balcón o terraza. Con una buena mezcla de sustrato, cuidados constantes y una cosecha estratégica, tus cajas de madera te brindarán hojas frescas y coloridas durante meses.