La lavanda es una planta muy apreciada por su fragancia relajante, sus bellas flores y su amplia variedad de usos en la aromaterapia, la cocina y la decoración del hogar. Si ya tienes una planta de lavanda y deseas reproducirla, la clonación —o propagación por esquejes— es un método sencillo y eficaz. Una de las formas más fáciles de hacerlo es enraizando los esquejes en agua embotellada. Este método requiere pocos materiales, no usa tierra al principio y es ideal para jardineros con poco espacio o principiantes en la propagación de plantas.

A continuación, te mostramos una guía paso a paso para clonar lavanda usando agua embotellada.

Por qué clonar lavanda
Clonar lavanda es una forma económica de multiplicar tus plantas. Dado que muchas variedades no se reproducen fielmente a partir de semillas o tienen un proceso de germinación largo, los esquejes garantizan que la nueva planta mantenga las mismas características de la planta madre —ya sea el aroma, el color o el tipo de crecimiento—.

Usar agua embotellada como medio de propagación elimina el riesgo de enfermedades del suelo, proporciona un entorno limpio y permite observar fácilmente el desarrollo de las raíces antes del trasplante.

Materiales necesarios

  • Planta de lavanda sana y bien establecida

  • Tijeras o podadora limpia y afilada

  • Agua embotellada (preferiblemente sin cloro o filtrada)

  • Frascos o botellas de vidrio o plástico transparentes

  • Opcional: hormona de enraizamiento (aunque la lavanda suele enraizar bien sin ella)

  • Lugar con luz solar indirecta

Paso 1: Elegir los esquejes adecuados
Selecciona un tallo sin flores. Debe ser saludable, flexible y no leñoso. El esqueje ideal mide entre 10 y 15 cm y proviene de un crecimiento nuevo y verde, no de partes viejas y duras.

Corta el tallo justo debajo de un nudo (donde salen las hojas), ya que ahí se desarrollan las raíces con mayor facilidad. Usa tijeras esterilizadas para evitar la transmisión de enfermedades.

Paso 2: Preparar los esquejes
Retira las hojas inferiores de la mitad inferior del tallo, dejando solo unas pocas en la parte superior. Esto evita que las hojas sumergidas se pudran y permite que la planta concentre su energía en formar raíces.

Si lo deseas, sumerge la punta cortada en hormona de enraizamiento para acelerar el proceso. No es obligatorio, pero puede mejorar ligeramente el éxito.

Paso 3: Preparar el sistema con agua embotellada
Llena un frasco o botella cortada con agua embotellada o filtrada. Evita el agua del grifo si contiene mucho cloro, ya que puede frenar el desarrollo de raíces.

Coloca el esqueje dentro del recipiente, asegurándote de que al menos uno o dos nudos queden sumergidos. Solo el tallo desnudo debe estar bajo el agua; las hojas deben quedar fuera.

Puedes usar un trozo de plástico o papel aluminio con un pequeño agujero para sostener el esqueje, o simplemente apoyarlo en el borde del recipiente.

Paso 4: Elegir el lugar adecuado
Coloca el recipiente en un lugar cálido con luz brillante pero indirecta. Evita el sol directo, que puede calentar demasiado el agua y dañar el esqueje. Una encimera cerca de una ventana o un balcón sombreado son opciones perfectas.

Cambia el agua cada 2 o 3 días para prevenir bacterias y asegurar oxígeno fresco para las raíces. Mantén el agua limpia y sin mal olor.

Paso 5: Vigilar el desarrollo de las raíces
Entre 2 y 4 semanas después, deberías ver raíces formándose en la base del esqueje. Algunos pueden tardar un poco más, según las condiciones y la variedad de lavanda.

Cuando las raíces midan entre 2 y 5 cm y se vean fuertes, el esqueje estará listo para trasplantarse a tierra.

Paso 6: Trasplante a tierra
Prepara una maceta con tierra bien drenada, idealmente una mezcla de sustrato, arena y perlita para imitar las condiciones secas y rocosas que prefiere la lavanda. Haz un pequeño hoyo y planta el esqueje con cuidado.

Riega ligeramente para asentar la tierra, pero evita el exceso de agua. Mantén la maceta en luz indirecta durante los primeros días para que se adapte, y luego muévela gradualmente a pleno sol.

Cuando crezca, podrás trasplantarla a una maceta más grande o al jardín.

Consejos de cuidado después del trasplante

  • La lavanda necesita pleno sol (al menos 6 horas diarias).

  • Riega solo cuando la capa superior del sustrato esté seca.

  • Evita suelos ricos o pesados; prefiere suelos ligeros y bien drenados.

  • Poda ligeramente para fomentar un crecimiento más frondoso.

Conclusión
Clonar lavanda con agua embotellada es un método sencillo y económico para ampliar tu jardín de hierbas. No requiere herramientas especiales ni invernadero, y te permite propagar varias plantas a partir de una sola. Ya sea para crear un borde de lavandas o disfrutar más de su aroma en casa, esta técnica es perfecta incluso para espacios pequeños o entornos urbanos.