La remolacha es un cultivo nutritivo y versátil que se adapta a muchos climas, lo que la convierte en una de las favoritas de los huertos caseros. Su dulzor terroso, su color intenso y su capacidad de crecer en espacios pequeños la hacen ideal para patios, terrazas o balcones, incluso cuando el espacio es limitado. Un método práctico y creativo para cultivarla en casa es hacerlo en cajas de madera, una alternativa económica y eficiente que permite reutilizar materiales y obtener un suministro constante de remolachas frescas para la cocina.

¿Por Qué Cultivar Remolachas en Cajas?

Este método ofrece varias ventajas:

  • Portabilidad: las cajas se pueden mover fácilmente para aprovechar el sol o proteger las plantas de climas extremos.

  • Control del Suelo: puedes preparar una mezcla rica en nutrientes adaptada a las necesidades de la remolacha, evitando las limitaciones de suelos pobres.

  • Ahorro de Espacio: perfecto para quienes no disponen de bancales tradicionales.

  • Menos Plagas: al elevar las plantas, se reducen los problemas con plagas rastreras.

Cómo Elegir la Caja Ideal

Opta por cajas de madera resistentes con al menos 20–25 cm de profundidad, lo necesario para un buen desarrollo de las raíces. Pueden servir cajas de frutas, de vino o hechas a mano. Si usas cajas recicladas, asegúrate de que la madera no esté tratada con químicos.

Antes de llenar la caja, forra el interior con arpillera o malla geotextil para retener la tierra y garantizar un buen drenaje.

Preparación del Sustrato

La remolacha prefiere suelos sueltos, ricos en materia orgánica y bien drenados. Una mezcla recomendada es:

  • 60% tierra de jardín de buena calidad

  • 30% compost

  • 10% arena gruesa para aireación y drenaje

Evita suelos compactos o con piedras, que deforman las raíces. Afloja la tierra con una palita antes de sembrar.

Siembra de las Semillas

  • Siembra directa: coloca las semillas a 1–2 cm de profundidad, dejando entre 7 y 10 cm de separación.

  • Riego inicial: después de sembrar, riega suavemente y de forma abundante.

  • Aclareo: cuando las plántulas midan unos 5 cm, corta las más débiles con tijeras, dejando las más fuertes. Las hojas tiernas retiradas pueden aprovecharse en ensaladas.

Luz y Ubicación

La remolacha necesita al menos 6 horas de sol directo al día. Coloca las cajas en un lugar soleado; en climas muy calurosos, un poco de sombra por la tarde ayuda a reducir el estrés de la planta.

Riego y Fertilización

El sustrato en cajas tiende a secarse más rápido que en el suelo, por lo que conviene revisar la humedad con frecuencia. Riega cuando los 2–3 cm superiores estén secos, evitando encharcamientos.

Cada 3–4 semanas, aplica un fertilizante líquido equilibrado o té de compost. Evita fertilizantes con exceso de nitrógeno, ya que generan mucho follaje pero raíces pequeñas.

Control de Plagas y Enfermedades

Aunque cultivar en cajas reduce problemas, vigila plagas comunes como pulgones, minadores de hojas o escarabajos pulga. Retíralos manualmente o usa jabón potásico si es necesario.

Para prevenir hongos, mantén una buena ventilación y evita mojar las hojas al regar.

Cosecha

Dependiendo de la variedad, las remolachas están listas para cosechar entre 7 y 9 semanas después de la siembra. Lo ideal es recolectarlas cuando alcanzan el tamaño de una pelota de golf o de tenis.

Afloja la tierra antes de tirar de la planta para evitar daños. Sacude el exceso de tierra y conserva las raíces en un lugar fresco y seco.

No olvides las hojas, que son comestibles y muy nutritivas. Se pueden cosechar tiernas para ensaladas, salteados o sopas.

Siembra Escalonada

Para disfrutar de una cosecha continua, siembra nuevas tandas cada 2–3 semanas durante la temporada. Así tendrás remolachas frescas por más tiempo.

Más Allá de la Cosecha

Además de ser práctico, este método aporta un toque decorativo al espacio: unas cajas de madera repletas de hojas verdes dan un aire rústico y acogedor al patio o balcón. Al terminar el ciclo de cultivo, basta con renovar la tierra y plantar otra hortaliza en la misma caja.

Con creatividad y cuidados básicos, incluso los espacios más reducidos pueden transformarse en un pequeño huerto productivo de remolachas.