Jardinería en cajas de madera: fresas frescas en casa
Pocos proyectos de jardinería son tan gratificantes como cultivar fresas. Sus hojas verdes y brillantes, sus delicadas flores blancas y sus frutos rojos y jugosos las hacen tanto decorativas como deliciosas. Aunque tradicionalmente se cultivan en huertos, no todos disponen del espacio necesario. Las cajas de madera ofrecen una solución perfecta, permitiendo disfrutar de fresas frescas incluso en balcones, terrazas o patios pequeños.
Con el enfoque adecuado, las fresas prosperan en contenedores, y las cajas de madera son una opción funcional, atractiva y ecológica. A continuación, aprenderás cómo montar tu propio jardín de fresas en cajas de madera y disfrutar de una producción constante de frutos dulces.
Por qué las cajas de madera son ideales para las fresas
Las cajas de madera ofrecen ventajas únicas frente a otros tipos de macetas. A diferencia del plástico, la madera regula mejor la temperatura del suelo, manteniendo las raíces frescas en verano y cálidas durante los meses fríos. Esta estabilidad es esencial, ya que las fresas prefieren condiciones de crecimiento constantes.
Además, las cajas de madera permiten una buena aireación en torno a las raíces y encajan perfectamente en espacios reducidos, desde pequeños balcones hasta rincones del jardín. Su apariencia rústica aporta un encanto natural al entorno. Para garantizar durabilidad y seguridad alimentaria, se recomienda usar madera sin tratar o resistente a la humedad, como el cedro o el pino rojo.
Elegir la variedad adecuada de fresa
Antes de plantar, conviene seleccionar el tipo de fresa que mejor se adapte a tu espacio y necesidades. Existen tres categorías principales:
- Fresas de una sola cosecha (de junio o primavera): producen una gran cantidad de frutos en una sola temporada, ideal para hacer mermeladas o postres.
- Fresas reflorecientes: ofrecen dos o tres cosechas pequeñas a lo largo del año.
- Fresas de día neutro: producen frutos de forma continua durante toda la temporada, con los cuidados adecuados.
Para jardines pequeños o en balcones, las variedades de día neutro y reflorecientes son las más recomendables, ya que ofrecen un suministro constante de fruta.
Preparar la mezcla de sustrato
El secreto de unas fresas sanas está en el suelo. Prefieren un sustrato ligero, fértil y bien drenado, con un pH ligeramente ácido (entre 5.5 y 6.5).
Mezcla ideal:
- 40 % de tierra de jardín de buena calidad (aporta estructura).
- 30 % de compost (riqueza nutritiva).
- 20 % de fibra de coco o turba (retiene la humedad).
- 10 % de perlita o arena gruesa (mejora el drenaje).
Esta combinación mantiene el sustrato aireado y evita el exceso de agua, permitiendo un crecimiento saludable.
Plantación en cajas de madera
Llena la caja con la mezcla preparada, dejando unos 2–3 cm libres en la parte superior. Coloca las plantas de fresa de modo que la corona (el punto donde nacen las hojas) quede justo al nivel del suelo. Si se plantan demasiado profundas, pueden pudrirse; si quedan muy superficiales, las raíces se secarán.
Deja entre 20 y 25 cm de distancia entre plantas. Las cajas grandes pueden albergar varias filas en disposición alternada para aprovechar mejor el espacio.
Luz solar y riego
Las fresas aman el sol. Coloca la caja en un lugar donde reciban entre 6 y 8 horas diarias de luz directa. La falta de sol provoca mucho follaje y pocos frutos.
El riego debe ser regular pero moderado. El sustrato no debe secarse completamente, pero tampoco permanecer encharcado. Verifica la humedad tocando la tierra: debe sentirse ligeramente húmeda. Para conservar la humedad y mantener los frutos limpios, aplica una capa de acolchado (mulch) con paja, agujas de pino o hojas secas.
Fertilización para mejores cosechas
Las fresas son plantas exigentes en nutrientes, especialmente en macetas, donde los nutrientes se agotan rápidamente. Comienza a fertilizar unas cuatro semanas después de la siembra, utilizando abonos orgánicos líquidos como emulsión de pescado, extracto de algas o té de compost. Repite la fertilización cada 2–3 semanas durante la temporada de crecimiento.
Evita los fertilizantes con exceso de nitrógeno, ya que favorecen el crecimiento de hojas en lugar de frutos.
Manejo de los estolones (runners)
Las fresas producen estolones —largos tallos que desarrollan nuevas plantas—. Aunque son útiles para propagar, en una caja de madera pueden restar energía a la producción de frutos. Corta la mayoría de los estolones para que la planta concentre su fuerza en dar fresas. Si deseas nuevas plantas para la próxima temporada, deja solo uno o dos estolones para que echen raíz.
Prevención de plagas y enfermedades
Aunque son fáciles de cuidar, las fresas pueden ser atacadas por pulgones, ácaros o babosas. Inspecciona tus plantas con frecuencia y, si es necesario, usa métodos naturales como jabón potásico o aceite de neem.
Las cajas de madera reducen el riesgo de enfermedades del suelo, pero es importante mantener una buena ventilación y evitar el riego por aspersión para prevenir hongos como el mildiu o el oídio.
Cosecha de fresas frescas
El momento más gratificante es la cosecha. Las fresas suelen estar listas entre 4 y 6 semanas después de la floración. Cosecha los frutos cuando estén completamente rojos, ya que no maduran más una vez recogidos.
Recolectar con frecuencia estimula la planta a producir más frutos. Las fresas recién cosechadas se pueden disfrutar al instante, añadir a postres o conservar en refrigeración durante unos días.
Renovación del jardín en caja
Las plantas de fresa son más productivas durante sus dos o tres primeros años. Para mantener tu jardín en buen estado, renueva el sustrato cada temporada añadiendo compost fresco y reemplaza las plantas más vieja


