- Corte preciso: Cuando las flores de las orquídeas se marchitan, es importante cortar el tallo correctamente. Algunos recomiendan cortar en la base, mientras que otros recomiendan cortar por encima del tercer “ojo”, esos crecimientos oscuros en forma de anillo a lo largo del tallo. Elijo podar en la base para fomentar un nuevo crecimiento y mantener la apariencia estética. Para mayor precisión, utilice tijeras de podar finas.
- Aumente el tamaño de la maceta: a pesar de sus modestos requisitos, las orquídeas tienen un sistema de raíces robusto. Transplante cada tres años para promover el crecimiento de las raíces. Elija una maceta un poco más grande y una mezcla de tierra y astillas de madera de los centros de jardinería.
- El drenaje es clave: evite el encharcamiento agregando bolitas de arcilla o corteza de madera a la maceta al trasplantar. Un drenaje adecuado previene la pudrición de las raíces, un destino peligroso para las orquídeas.
- Vida de verano: las orquídeas prosperan en climas cálidos y húmedos. Colóquelos al aire libre a la sombra desde finales de mayo hasta septiembre, ya que la luz solar directa puede quemar las hojas. Olvídate del riego habitual; La humedad y el rocío los sustentan.
- La luz es importante: proporcione luz suficiente pero indirecta para evitar quemaduras en las hojas. Coloque las orquídeas en habitaciones luminosas detrás de las ventanas y evite la luz solar directa, especialmente en verano.
- Mantenga la humedad: a diferencia del riego tradicional, las orquídeas se benefician de una humectación regular de las raíces. Rocíe las raíces semanalmente o remoje las macetas en agua durante 30 minutos para mantener una humedad constante.
- Cuidado con los fertilizantes: Las orquídeas generalmente no requieren fertilizantes; La estimulación excesiva puede ser perjudicial. Evite los fertilizantes químicos que aceleran de forma antinatural la floración.
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