Cultivar hierbas en interiores es una excelente manera de tener sabores frescos siempre a mano mientras agregas un toque verde a tu hogar. Entre todas las hierbas, la menta es una de las más fáciles de cultivar—y prospera en macetas. Si tienes poco espacio o buscas una forma sostenible de hacer un huerto de hierbas, reutilizar botellas de plástico es una solución práctica y sencilla. Esta guía te mostrará cómo cultivar menta en interiores usando botellas recicladas, convirtiendo los desechos cotidianos en un mini huerto productivo.
Por Qué Cultivar Menta en Interiores
La menta es una hierba perenne resistente, de crecimiento vigoroso, aroma refrescante y múltiples usos culinarios y medicinales. Se utiliza en tés, postres, platos salados e incluso en limpiadores naturales. En interiores, crece bien con pocos cuidados, siempre que reciba suficiente luz y riego adecuado. Usar una botella como maceta permite controlar su crecimiento y mantener un espacio ordenado en cualquier rincón de tu hogar.
Materiales Necesarios
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1 botella plástica transparente (de 1.5 a 2 litros)
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Tijeras o cuchillo afilado
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Tierra para macetas
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Esquejes sanos de menta o una planta pequeña de vivero
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Opcional: una mecha de tela (para un sistema de autoriego)
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Un plato o bandeja (si no usas sistema de mecha)
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Una ventana soleada o luz de cultivo
Paso 1: Preparar la Botella
Comienza limpiando bien la botella de plástico. Quita las etiquetas y córtala por la mitad o a dos tercios desde la base. Obtendrás dos partes: la superior con el cuello y la inferior, que servirá como depósito o base.
Para un sistema de autoriego:
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Haz un pequeño agujero en la tapa.
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Pasa una tira de tela de algodón por el agujero (esto actuará como mecha).
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Coloca la parte superior invertida (con el cuello hacia abajo) dentro de la parte inferior, de modo que la mecha quede colgando en el depósito de agua.
Para un contenedor simple:
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Haz varios agujeros de drenaje en la base de la botella.
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Colócala sobre un plato o bandeja para recoger el exceso de agua.
Paso 2: Añadir la Tierra
Llena la parte superior de la botella (o la mitad inferior, si es un contenedor simple) con una mezcla de tierra ligera y bien drenada. La menta prefiere un sustrato que retenga algo de humedad, pero que no se encharque.
Puedes mezclar un poco de compost o humus de lombriz para aportar nutrientes suaves y fortalecer las raíces.
Paso 3: Plantar la Menta
Desde esquejes:
Toma un esqueje de menta saludable de unos 10–15 cm de largo. Quita las hojas inferiores, dejando solo las superiores. Puedes enraizar el esqueje en agua durante unos días hasta que aparezcan raíces blancas, o plantarlo directamente en tierra húmeda. Entierra el tallo lo suficiente para cubrir uno o dos nudos (uniones de hojas), ya que de ahí saldrán nuevas raíces.
Desde una planta de vivero:
Si usas una plantita comprada, sácala con cuidado de su maceta, afloja un poco las raíces y colócala en la botella. Rellena con tierra y presiona suavemente para fijarla.
Paso 4: Elegir la Ubicación Adecuada
La menta ama la luz solar, aunque tolera algo de sombra parcial. En interiores, colócala cerca de una ventana luminosa que reciba de 4 a 6 horas de sol al día. Las ventanas orientadas al sur o al este suelen ser las mejores.
Si no cuentas con suficiente luz natural, puedes usar una lámpara LED de cultivo.
Paso 5: Riego y Mantenimiento
A la menta le gusta la humedad constante, pero no el exceso de agua. Si usas un sistema de autoriego, basta con mantener el depósito con agua limpia: la mecha se encargará de mantener la tierra húmeda. Si no, riega cuando la capa superior de tierra (unos 2–3 cm) se sienta seca al tacto.
Recorta la menta con frecuencia para fomentar un crecimiento más denso y evitar que se vuelva alargada. Corta justo por encima de un nudo de hojas para estimular nuevas ramas. Retira las flores si aparecen, ya que la floración reduce la producción de hojas.
Paso 6: Cosecha
Cuando la planta esté bien establecida, puedes comenzar a cosechar. Usa tijeras o tus dedos para cortar las hojas superiores. No retires más de un tercio de la planta por vez y permite que se recupere antes de la siguiente cosecha. Cosechar regularmente ayuda a que la menta crezca más tupida y productiva.
Consejos Adicionales
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No dejes que la tierra se seque completamente; la menta prefiere mantenerse ligeramente húmeda.
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Gira la maceta cada pocos días para una exposición uniforme a la luz.
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Limpia la botella de plástico de vez en cuando si notas residuos o algas.
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Cultivar menta en una botella evita que se vuelva invasiva, como suele ocurrir al aire libre.
Conclusión
El proyecto de menta en botellas es una forma divertida y ecológica de iniciar un huerto de hierbas interior. Con solo una botella de plástico y un esqueje o plantita, podrás disfrutar de menta fresca y aromática en tu cocina o sala. Es fácil de mantener, ocupa poco espacio y es muy económico—perfecto para principiantes, personas que viven en apartamentos o quienes desean añadir un toque verde a su hogar. Una vez domines la menta, ¡quizás te animes a crear todo un huerto de hierbas en botellas!


